Criticas

’24 horas en la vida de una mujer’, una verdad a medias

25/04/2018

Mayelit Valera Arvelo

’24 horas en la vida de una mujer’, una verdad a medias

“La verdad a medias no tienen ningún valor, solo la tiene la que se expone íntegramente”, con esta frase comienza la obra 24 horas en la vida de una mujer, pronunciada por el anfitrión de la pieza, quien por momentos también interpretará otros papeles, los que hagan falta en esta historia inspirada en la novela del escritor austriaco Stefan Zweig, convertida en esta oportunidad en un estremecedor musical intimista que se está presentando en el Teatro Infanta Isabel.

Una propuesta artística impecable, que se desarrolla con una sutileza escénica al cuidar todos los detalles. Regalando hora y media de excelente montaje protagonizado de forma magistral por Silvia Marsó, quien también participó en la producción, ya que después de acudir a París y ver le montaje original de Christine Khandjian y Stéphane Ly-Coung decidió producir el espectáculo en España donde los resultados han sido elogiados por el público.

La dirección y adaptación corren a cargo de Ignacio García, quien completó su elenco con Felipe Ansola, Germán Torres y Gonzalo Trujillo, un reparto que respira pasión en las tablas con cada una de sus frases, y que amenizado con la música en vivo es un majar teatral para ovacionar. En el piano están Carlos Calvo/Yuley Diaz, violín Silvia Carbajal / Marta Morán y en el violonchelo Irene Celestino / Álvaro Llorente. La composición musical original es de Sergei Dreznin.

La historia se pasea por el período de entreguerras, donde una aristócrata acostumbrada a una vida burguesa y estable tendrá una experiencia única, absolutamente inesperada que le llevará a enfrentarse a todos sus principios vitales y morales. Es así como huyendo de una profunda depresión por la muerte de su esposo, y aburrida del la vida planificada, un día Mrs.C observa en un casino de Montecarlo a un joven jugador que esa noche pierde todo su dinero en la ruleta.

Desesperado el joven abandona el casino y ella lo sigue y evita su suicidio. Compasiva le ofrece pagar su alojamiento esa noche y darle una cantidad para que abandone Montecarlo al día siguiente y pueda saldar sus deudas. Al llegar al hotel el joven se aferra desesperadamente a aquella mujer a la que considera su salvadora.

En esta ocasión Silvia Marsó se convirtió en una  estupenda, apasionada y elegantísima Mrs. C. Un  personaje que le permite demostrar sus dotes de actriz y cantante, con las cuales se luce con desparpajo. Junto a ella magníficos actores y cantantes que se plantan en el escenario con ímpetu. El diseño de escenográfico es de Arturo Martín Burgos y el diseño de iluminación de Juanjo Llorens, excelentes trabajo.

Una historia donde queda claro que el hombre no es tan libre de su vida como cree ser, siempre se impone la sociedad y las costumbres, que en muchas ocasiones cuartan los sentimientos y las emociones. Todo transcurre entre enormes cortinones que los actores recogen o despliegan para construir los distintos espacios de la obra. Y es un costado los músicos que hacen vibrar sus notas.

Y con la misma frase con la que comenzó se despide la pieza, reafirmando que en el amor o en cualquier faceta de nuestras vidas una verdad a medias no tiene sentido, solo la tiene cuando se expone por completo. Por eso cuando se decide vivir en libertad, sin prejuicios para cumplir sueños no importa el tiempo, sean segundos, días, meses o solo 24 horas para respirar a plenitud.

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