Con Jordi Casanovas llegó el escándalo. Autor de obras destacables de la dramaturgia catalana, este actor y director teatral se consigna como uno de los autores más interesantes del panorama actual. En 2015, cuando estrenó “Vilafranca”, la última parte de su trilogía sobre la identidad catalana, anunció que el teatro de Barcelona se había vuelto conservador. No le interesa tanto la política como los personajes, con toda la riqueza que puedan dar de sí. Entiende a Chéjov y es capaz de escribir teatro documental muy apetitoso.

“Idiota” es la historia de un tipo que se somete a un experimento psicológico para ganar dinero fácil. Lo que empieza siendo una experiencia divertida, se convierte en un viaje hacia el interior de las profundidades del alma humana que termina en pesadilla. La obra reflexiona sobre el poder de reacción ante la pérdida de derechos y el martirio de un agente externo. ¿Hasta dónde es capaz de llegar una persona desesperada? ¿Qué humillaciones será capaz de soportar? ¿Es cierto que ante situaciones extremas el cerebro puede dar un vuelco en su manera de pensar?

Gonzalo de Castro interpreta a este “idiota” que lo ha perdido todo y que se enfrenta a una serie de enigmas y obstáculos inimaginables para ganar una suma importante de dinero. Al frente del experimento está Elisabet Gelabert, la doctora alemana que pondrá a prueba la resistencia del individuo.

A las magníficas interpretaciones de Gonzalo y Elisabet se suman un texto y una puesta en escena muy seductora. Un duelo de hora y cuarto en el que el público se somete a las mismas pruebas que el protagonista. Con un ritmo muy cinematográfico, el texto es capaz de dar un giro sorprendente de la comedia al thriller, de la risa a la empatía, dejando al espectador parado en un cruce de caminos y en una reflexión constante.

Israel Elejalde dirige “Idiota” después de estrenarse con “Sótano”, de Bene i Jornet. Un actor capaz de interpretar “La fiebre”, de Wallace Shawn como él lo hizo, no podía elegir un texto que le dejase indiferente. En su forma de dirigir se nota que el teatro, además de una forma de vida, es,para él, una forma de ver la vida.