El musical basado en la película ‘Bailar en la oscuridad’ (2000), de Lars Von Trier, llega al Centro Cultural de la Villa Fernán Gómez.

Con una perspicaz puesta en escena, la obra está bajo la dirección de Fernando Soto, quien nos presenta un trabajo contundente donde seis actores le dan vida a esta bella y conmovedora historia que en su momento conmocionó el cine, ahora paraliza las tablas. La adaptación teatral es de Patrick Ellsworth.

Y aunque las comparaciones con la película siempre estarán presentes, no podemos olvidar que son escenarios distintos. Llevar este musical al teatro tiene sus retos, pero Soto ha sabido salir airoso del compromiso, lo ha hecho de la mejor manera, presentando un espectáculo impecable, una tragedia musical envuelta en un torbellino de emociones donde nadie queda indiferente ante cada palabra, frase o acción. Para los que no han visto el largometraje los cautivará por completo.

La obra es interpretada por: Marta Aledo, José Luis Torrijo, Fran Calvo, Luz Valdenebro, Inma Nieto Hernández y Álvaro de Juana, quienes entregan su energía, temple y sentimientos para darle forma a este drama tan sublime como desgarrador. Todos juegan a ser varios personajes en escena, y entre música, bailes y risas van mostrando la bondad infinita de su protagonista y la injusticia al máximo de otros personajes que no valoran la honestidad.

La historia gira alrededor del personaje de Selma, una inmigrante, madre soltera que es capaz de todo por su hijo. Ella trabaja muy duro en la fábrica de un pueblo de Estados Unidos con el único fin de poder ahorrar el dinero suficiente para poder operar de la vista a su hijo Gene, quien sufre una enfermedad degenerativa que ella también padece. Por eso su vida cotidiana es cada vez más difícil, porque su enfermedad está muy avanzada, está prácticamente ciega.

Para poder sobrellevar el día a día de la poca luz que la acompaña y evadir la realidad del mundo que la rodea, ella fantasea constantemente con canciones y números de baile de sus musicales favoritos. “Soñaba que estaba en un musical, porque en los musicales nunca pasa nada malo”, dice Selma, quien prefiere ser la protagonista de otras historias con finales felices. “Y es que no hay nadie en este mundo que le gusten los musicales más que a mí”, afirma.

El espectáculo es una coproducción de Seda, Teatro Fernán Gómez, Fernando Soto y FCLT Productions, en acuerdo exclusivo con Nordiska APS. Un proyecto donde se tocan temas actuales como la abolición de la pena de muerte, la sociedad capitalista, la obsesión por lo material, el concepto de inmigración, la disolución de fronteras y por encima de todos, la fraternidad, el perdón, el amor y la bondad sin condiciones.

En público entra a la sala y se encuentra con el escenario dividido en varios espacios. A un costado se ubica la fábrica y al otro extremo está el piso de Selma donde vive con su hijo y el salón de sus caseros. El diseño de la escenografía es de Javier Ruiz de Alegría (AAPEE) y Fernando Soto. Se presenta un proscenio despejado para que ella se pueda mover con la bicicleta que la transporta, y desde ahí empieza la obra en plena oscuridad, desde ese punto del escenario nos habla Selma para contarnos su pequeño secreto: “me estoy quedando ciega”.

La banda sonora la ha compuesto Tomás Virgós, quien logra una atmosfera increíble. Junto a un diseño de iluminación diseñado por Javier Ruiz de Alegría (AAPEE). Son casi dos horas donde no nos damos cuenta del reloj, el trabajo de los actores nos atrapa y no conecta con cada una de sus palabras y acciones. El personaje de Selma nos cautiva de tal manera que padeceremos y sufriremos justo a ella sus injusticas. Una obra hermosa y cruda a la vez, la cual nos tambalea y nos sacude como seres humanos. Un maravilloso montaje que todavía sigo aplaudiendo desde la butaca.