Criticas

‘Otelo a Juicio’, un asesino, una víctima una abogada

16/10/2018

Mayelit Valera Arvelo

‘Otelo a Juicio’, un asesino, una víctima una abogada

Recientemente nos cautivó Proyecto Edipo, un Edipo torero ubicado en el año 2030. Ahora nos encontramos con Otelo a Juicio, un montaje de Pasoazorín Teatro, escrita y dirigida por Ramón Paso.

En esta ocasión  la obra está llevada a la actualidad, es un asesinato, un hecho de violencia de género donde Otelo mató a su mujer y lo asume con gallardía, reconoce su culpa, y como asesino busca una abogada para que lo escuche y lo ayude, pero no para huir, sino para pagar su crimen. Pero la abogada le recomienda huir del país, sin embargo la rabia, la venganza, la impotencia y la dura realidad en la que se ve envuelto altera el curso de la historia.

Una propuesta muy bien escrita, hilada, que nos presenta en un principio a un Otelo con temple de acero, pero que poco a poco se va auto destruyendo y quedando sin fuerzas, al haber asesinado injustamente a su esposa, a causa de un corruptor que lo llevó al desespero por los celos.  Pero su abogada, buscará todo lo posible para que no sea culpable, ya que el dinero lo puede todo, es así como “un negro es blanqueado con su dinero”.

En el escenario apreciamos una mesa grande, tres sillas, un estante y un perchero, predomina el color plateado. En la gran mesa lo recibirá la experta en leyes para escuchar su verdad y la que ella quiere construir, ya que su deseo es tener presencia en las redes sociales y que su nombre se escuche en la cúspide de la opinión pública. Con su pensamiento frío, llevándose la verdad por delante, impondrá un nuevo escenario.

Casi dos horas de puesta en escena, donde al contar con un texto excelente, una nueva versión de Otelo, el moro de Venecia, obra escrita por William Shakespeare alrededor de 1603, llevan mucha ventaja. Una historia que se ha representado y versionado innumerables veces, pero de la cual nunca nos cansaremos de escuchar su desenlace.

La dirección es impecable, ha cuidado cada detalle y aristas de los personajes. El trabajo del reparto en visceral, con fuerza y elegancia va soltando cada palabra y va ordenando cada frase al ritmo perfecto de la trama. Es así como el Otelo, vestido con traje pulcro, nos muestra fuego en sus ojos, dureza en su cuerpo, injusticia en sus manos y dolor en su alma.

El reparto de la obra está encabezado por  Francisco Rojas, quien se devora el escenario al interpretar de forma magistral al moro de Venecia, convirtiéndose en un torbellino de emociones que desea destruir todo a su paso. Lo acompañan con la misma energía en las tablas: Ana Azorín, Jorge Machín, Inés Kerzan, Ángela Peirat, Felipe Andrés y Jordi Millán, un elenco que se desdobla entre 1600 y la actualidad, quienes se entienden entre miradas y silencios.

Realmente un trabajo admirable, que nos muestra al Otelo después del asesinato, ubicado en la época actual donde fácilmente por su dinero se puede salvar de la justicia.

Otra visión, otro punto de vista, otra genialidad de un clásico que ha marcado la historia teatral de incontables escenarios del mundo.

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