‘La Duda’ escrita en 2004 por John Patrick Shanley y ganadora de numerosos premios, como el Premio Pulitzer y el premio Tony en 2005, así como el premio del Círculo de Críticos de Nueva York, invita al espectador a reflexionar sobre los límites de la vigilancia, la libre interpretación y la mutabilidad de la moral.

Una obra maestra interpretada por los enormes actores Carmen Conesa, Ernesto Arias, Marta Wall e Ileana Wilson y dirigida por el dramaturgo Darío Facal, y que en 2008 alcanzó la popularidad con su adaptación a cine dirigida por el propio autor y protagonizada por Meryl Streep, Philip Seymour Hoffman, Amy Adams y Viola Davids (todos ellos nominados al premio Oscar por sus interpretaciones, así como
la versión).

La obra tiene lugar en el ficticio colegio católico de Iglesia de San Nicolás en el Bronx (Nueva York), durante el otoño de 1964.

Allí, el padre Flynn, un cura progresista y permisivo, acorde a su tiempo y que hace las veces de profesor a los alumnos más jóvenes, choca frontalmente con la hermana Aloysius, una monja perteneciente a las Hermanas de la Caridad, estricta y conservadora, fiel creyente en la vigilancia continua. Entre ambos, está la joven hermana James, una novicia recién llegada a la escuela, inocente e impresionable, que rápidamente adopta el ideario de su superiora sobre la desconfianza hacia sus alumnos, sus colegas profesores y hacia la sociedad en general.

La hermana James alerta a la hermana Aloysius sobre un encuentro privado entre el padre Flynn y un alumno de color llamado Donald Muller. Tal noticia le lleva a creer a la hermana Aloysius que el padre Flynn puede haber abusado sexualmente del niño. Tras un encuentro entre los tres religiosos, Aloysius acusa directamente al padre Flynn, el cual niega el delito muy ofendido, explicando que el encuentro había sido para castigar al niño por beberse el vino de misa.
El alivio de la hermana James contrasta con la no aceptación de la hermana Aloysius, la cual cita a la madre del niño para intentar obtener más información. Sin embargo, la madre no sólo no satisface los deseos de la monja, sino que aprueba la relación entre el profesor y su hijo por el bien del mismo.