La obra ‘Gross Indecency’ cuenta los tres Juicios de Oscar Wilde, recogidos en la obra de Moises Kaufman. Bajo la dirección de Gabriel Olivares se está presentando en el Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa de Madrid.

Nos encontramos ante un montaje excepcional, impresionante, con un texto maravilloso que ha sido elogiado en diferentes escenarios del mundo, el cual relata de manera ingeniosa y perspicaz los juicios del gran seductor de la palabra: Oscar Wilde.

La historia cuenta como en abril de 1895 Oscar Wilde llevó a cabo una demanda por difamación contra el Marqués de Queensberry, padre de su joven amante, quien públicamente le tachó de sodomita. Al hacer esto, el imperante hombre de letras puso en marcha una serie de sucesos que culminarían en su asedio y encarcelamiento.

A lo largo de un año un desconcertado Wilde fue juzgado por cometer actos de “grave indecencia” e implícitamente por una visión sobre el arte que indignó a la sociedad Victoriana. Al salir de prisión, terriblemente deteriorado, padecía de una enfermedad en el oído, la cual complicó su salud y lo llevó a la muerte. Wilde creyó que su arte le salvaría de cualquier problema, y no consideraba que su vida fuese a convertirse en tema de chisme y de escarnio público. Quizá nunca entendió lo que le estaba pasando y eso le llevó a pasar el resto de su vida en pleno desconcierto moral.

Y aunque sepamos la historia o hayamos visto la obra en otro país, su sorprendente puesta en escena nos deja atónitos. Esa es, una vez más, la magia del teatro… En esta oportunidad Olivares nos embelesa con una puesta en escena inquietante y creativa que te mantiene conectado a las tablas por más de dos horas, sin dejar descansar tus sentidos, todo lo contrario, están a la expectativa de cada movimiento y palabra.

Un montaje donde el trabajo físico es impecable, donde los cuerpos se mueven entre estructuras de color negro, que a su vez, se transforman en muebles que se necesitan para cada escena. Los personajes de los abogados se sientan entre el público, y éste a su vez se convierte en el jurado de los juicios. A los movimientos se suman diversos elementos visuales que proyectan en el fondo del escenario para ubicarnos en diferentes épocas.

El elenco (todos descalzos) recorre el espacio con  seguridad, con un equilibrado peso escénico, cada uno de ellos saborea con gratitud cada palabra, y entre suspiros algunos silencios. Líneas blancas marcan el piso para tener bien claro el límite. Son como cuerdas delgadas por donde caminan los personajes intentando no caer y seguir adelante.

Todos vestidos de negro y con un guante del mismo color en una de sus manos se preparan para la batalla, para el enfrentamiento de preceptos, valores y paradigmas, y es que Oscar Wilde era un hombre muy avanzado para su época. Es así como 120 minutos de función se desvanecen ante el reloj, al ser un espectáculo tan bien logrado que hipnotiza al público.

Los protagonistas de la noche son: Javier Martín, David DeGea, Eduard Alejandre, César Camino/Álex Cueva, Guillermo SanJuan, David García Palencia, Andrés Acevedo, Asier Iturriaga, Alejandro Pantany y Carmen Flores Sandoval, cuerpos que han sido moldeados por la agudeza de Gabriel Olivares quien ofrece un espectáculo fascinante.

Sostenido en continuos movimientos y acciones físicas, con un ritmo estrepitante. Donde la música y las luces también son clave para crear la atmósfera de cada escena. Y aunque sabemos el final, siempre tratamos de modificarlo. Una producción de TeatroLab y el Reló.

Un excelente trabajo que no se pueden perder. Un regalo teatral para los amantes de las tablas, la literatura y el ingenio.