Criticas

‘Tartufo. El impostor’, el inmortal Molière

15/09/2017

Susana R. Sousa

‘Tartufo. El impostor’, el inmortal Molière

Moliére no daba puntada sin hilo y en todas sus comedias prevalece la crítica a ciertas actitudes humanas y a los estamentos de la sociedad en que vivió. Tuvo problemas para estrenar todas sus comedias, también “Tartufo” fue prohibida antes de su estreno en 1664, por considerarla un ataque a la religión y a sus creyentes y hasta unos años más tarde no pudo ser representada.

La versión de Pedro Víllora, nos acerca al comediógrafo francés por otros caminos, pero sin perder de vista la idiosincrasia de su obra. En este “Tartufo”, desaparecen algunos de los personajes de la obra original, como el hijo de Orgón, Damis, o Cleanto, el cuñado de Orgón. Es Valerio, el novio de Mariana, la hija de Orgón, quien reencarna la pasión y el ímpetu de Damis y a quien Orgón echa de casa por intentar ultrajar a Tartufo. Estos cambios, así como los cortes en el texto y la actualización manifiesta que propone Víllora, no desmiembran la obra original ni hacen palidecer su esencia. Muy al contrario, hacen que brille con una nueva luz. Con una escenografía sencilla, basada en dos paneles de madera y unas sillas, este “Tartufo” se nos presenta renovado, habiendo nacido ya como una obra adelantada a su tiempo.

Los personajes de Moliére suelen ser arquetipos bien construidos, que, sin embargo, tienen la capacidad de transformarse en escena. En Dorina puso Moliére la inteligencia y el sentido común. Divertida, locuaz y valiente, Dorina es un personaje clave en todas las versiones de “Tartufo”, también en esta. La actriz Esther Isla realiza un trabajo excelente, se puede decir que sostiene cada una de las escenas en las que aparece. Y lo hace sin esfuerzo, con una naturalidad y una gracia asombrosas. Se nota cuando el público está más atento a un personaje que a otros y esto es lo que ocurre con Dorina. Ninguno de los asistentes se despista de todo lo que ella hace sobre el escenario. Esther Isla, además de una actriz enorme, es una mujer comprometida con la sociedad que le ha tocado vivir, no en vano, en una entrevista a MewMagazine Tv nos hablaba de los desahucios, un fenómeno que también está presente en esta obra.

La familia de Orgón, se ve desahuciada por un impostor que se ha ganado la confianza del gran burgués, el padre de familia que ha cedido ante sus falsas alabanzas. La hipocresía de la que hace gala Tartufo, no pasa desapercibida ante el resto de los habitantes de la casa. Solo Orgón, interpretado notablemente por Vicente León, es engañado hasta límites que rozan el delirio. Lola Baldrich es Elmira, la joven esposa de Orgón, sensata y estupefacta ante los acontecimientos. Intenta convencer a su marido del engaño del que es preso, pero Orgón no quiere escuchar a nadie, ha sido abducido por el joven y astuto Tartufo. Cuando Elmira decide demostrar a su marido el engaño del que es objeto, es cuando más brilla la actriz Lola Baldrich. Seductora y divertida, pone contra las cuerdas a un Tartufo que está a punto de ser desenmascarado.Un Tartufo enigmático que no aparece hasta la mitad de la función y que está interpretado con elegancia por el joven actor Alejandro Albarracín.

José Gómez-Friha dirige con gran acierto esta versión. Acerca los personajes al espectador, rompiendo la cuarta pared en varias ocasiones y dejando que la obra campe a sus anchas por el todo el teatro. Esta complicidad suele ser acogida de buen grado por el honorable, que se siente implicado en la aventura escénica que, sin lugar a dudas, no existiría sin él.

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