La obra ‘Taxi’, del consagrado dramaturgo británico Ray Cooney, llega al Teatro La Latina para hacer reír a los madrileños. Una historia ingeniosa, repleta de confusiones y ocurrencias, interpretada por un reparto de excelentes actores, encabezado por el afamado comediante Josema Yuste (Martes y Trece), quien junto a Sergio Fernández “El Monaguillo”, Alfredo Cernuda, Esther del Prado, Amparo Bravo y Javier Losán, hacen reír a los espectadores con un montaje de Cobre Producciones, Olympia Metropolitana y Nearco Producciones.

Es una divertida comedia donde las risas están garantizadas con el enredo de un taxista que oculta una doble vida. Versión y dirección de Josema Yuste y Alberto Papa-Fragomén. El protagonista aparentemente es un hombre feliz, casado, con una vida tranquila, y en cierto modo monótona. Nada más lejos de la realidad. Lo que sorprenderá al público es que no está casado con una, sino con dos mujeres a la vez, pero nadie lo sabe, se las ha ingeniado para vivir con cada una de ellas en barrios distintos. Lo que lo ha obligado a tener una vida muy organizada para no levantar sospechas, por eso lleva consigo siempre una libretista para tener todo anotado y horarios bien especificados.

Pero no contaba con un imprevisto, un accidente, y lo que había logrado de manera perfecta – y sin que nadie lo notara – se verá afectado por su visita al hospital, y posteriormente aparecerá, por partida doble, en la comisaría, ya que su nombre figura en cada distrito. Desde ese momento, y con la cabeza vendada por el golpe, toda su vida enloquecerá de tal manera que no tendrá otra alternativa que confesar la verdad. Ya que los malabares no serán suficientes para salir airoso del suceso, y tendrá que confesar su osadía.

Dos casas, dos vidas

Se abre el majestuoso telón del Teatro La Latina y se aprecia en el centro del escenario un amplio sofá. El espacio cuenta con dos decorados, ambos claramente diferenciados para que el público se haga un panorama de las dos casas en las que reside el taxista – con sus respectivas esposas – el lado derecho del espectador está pintado de color gris, y el izquierdo de rojo, en el fondo una estampa de Madrid. Todo el enredo de estos pisos se fusionan en uno solo, y se irán revelando en cada escena, donde lo inesperado está por suceder.

Cada vivienda cuenta con sus propias puertas de entrada, su cocina, y en el medio el gran sillón. Luego de un intro de música aparecen en escena las dos féminas, cada una en su lado, ambas preocupadas por su marido que no ha regresado a casa, aseguran que algo le ha sucedido porque él es muy puntual y responsable, nunca falta a casa. Cada una defiende su territorio y espacio, donde al final todos convivirán y se fusionarán de manera fluida y con un ritmo vertiginoso, donde no hay cabida para el descanso, porque el tiempo es oro y debe ingeniárselas para acomodar todo.

Este par de mujeres notifican a la comisaría la desaparición de su marido. Con estas llamadas comienza un viaje divertido de confusiones, donde el protagonista hará todo lo que esté en sus manos para salir vivo de la situación que pensaba que nunca llegaría. Situaciones inesperadas que producirán ráfagas de risas y suspiros de satisfacción, al ser testigo de un montaje perspicaz, con un texto muy inteligente, que cuenta con unas versión española que suma en sus diálogos toques de política, historia del país y temas de actualidad.

La puesta es escena se desarrolla con gracia al contar con un reparto que se entrega al humor por completo. Un taxista bígamo, féminas enamoradas, y dos policías bien caracterizados, uno recordando a Franco, y el otro con su perro que ladra sin parar, todos curiosos, preguntones e inquietos por descubrir que es lo que realmente sucede en la vida de este taxista. Porque dos nombres iguales, con el mismo accidente, es mucha casualidad. Es por eso que para descubrir todo este enredo sus creadores invitan al público a ser cómplices de esta comedia, donde el desparpajo es el protagonista de toda la situación.